El agua, origen de la vida en la Tierra

El El agua, origen de la vida en la Tierra, realizado por Diego Rivera e inaugurado en 1951, fue concebido para permanecer sumergido en el agua. El artista consideró el vital líquido como parte integral de la estética de su obra, pues el espectador debía ver el mural a través del movimiento y reflejos que se producían en el agua en su paso por un enorme tanque. Este recipiente era el receptáculo o cárcamo del monumental sistema hidráulico que conduce el agua de la laguna de Lerma, en el valle de Toluca, a la ciudad de México.
            Para Rivera fue un reto realizar este mural, pues tenía que superar dificultades técnicas e innovar en el uso de materiales. Él mismo calificó este encargo como “la comisión más fascinante de mi carrera”. Aquí se propuso integrar plásticamente una pintura mural, que haría dentro del edificio donde se recibiría y distribuiría el agua del sistema hidráulico, y una escultura con la representación de Tláloc, antiguo dios indígena del agua, ubicada en un espejo de agua situado afuera del edificio del cárcamo.
            El agua, origen de la vida en la tierra, ocupa una superficie de 272 metros cuadrados. Abarca los muros norte, sur, oriente y poniente, el piso y el túnel del Cárcamo del Lerma, que se encuentra dentro de un pequeño edificio ubicado en la segunda sección del Bosque de Chapultepec, en la ciudad de México.